EN RECUERDO DE DON ANDRÉS IGLESIAS CASTRO (GRANADA)

Por: José Luis Sánchez-Garrido Reyes.

Antequera 8 mayo 2024.

Ayer martes, Trini y yo fuimos a Granada, ambos teníamos claro que no podíamos faltar a la misa funeral de nuestro amigo Andrés. 

Fuimos en taxi, nos llevó nuestro amigo taxista Juan Caballero, que en otros tiempos trabajó con mi hermano Antonio, en Exclusivas Sánchez-Garrido; ya el viaje de ida y vuelta, el hecho de ir a la Iglesia de Santo Domingo, en todo el centro de Granada, donde solo se permite entrar a taxi, hizo descartar totalmente ir en mi coche.

En una de las dos fotos, Andrés Iglesias está en el centro con gafas y a la izquierda Trini; en la otra foto, la señora de la derecha con el pelo largo, su señora Paqui siempre un primor. Son fotos de 1972 de un cóctel, en la Terraza del Hotel Luz Granada, organizada por Amoniaco Español S. A. donde yo trabajaba. Se hacía todos los años en la Fiesta del Corpus y después había asistencia a Corrida de Toros, ello ya repartido en varios días solo para clientes y señoras, acompañados por personas de la empresa y con las exquisitas meriendas preparadas, lo mismo que en las corridas de toros en Antequera. Después de la merienda, con el vinito, los toros se ven más bonitos.

A los cócteles asistían unas 160-180 personas, autoridades de Granada, organismos relacionados con la agricultura y, por supuesto y fundamentalmente los clientes, todos por lo general con sus parejas.  Los detalles cuidados de manera exquisita.

La oficina de Amoniaco Español S. A.  (abonos Esso), estaba en la Plaza del Matadero Viejo (ahora se llama Plaza de Campoverde), detrás de Café Suizo de antes, a pocos metros de Puerta Real. Después fueron oficinas de S. A. Cros, cuando esta empresa compró Amoniaco Español S. A. las oficinas estaba en un piso grande (dos pisos por planta tienen el edificio) y en la quinta planta.

Fertysem, la oficina estaba en la segunda planta, yo cuando estaba allí llamaba a las oficinas de Fertysem, el personal avisaba a su jefe, si bajaba a desayunar o no, si decía si, bajaba a recogerlo y nos íbamos los dos a tomar café y una tostada a la más que cercana Cafetería del Hotel Victoria y si no podía iba yo solo, bueno desayunábamos juntos dos o tres veces a la semana, porque otros días estaba él o yo de viaje, o en alguna reunión alguno de los dos.

Otras veces quedábamos para hablar tranquilos fuera de la Oficina, él entonces vivía en una calle lateral a Calle Recogidas a pocos metros de esta y allí quedábamos a las nueve de la noche, que era una salida habitual de los dos de las oficinas de cada uno y nos tomábamos un whisky en un pub, muy acogedor debajo de su casa. A lo mejor estábamos dos horas hablando.

Cuando yo llegaba a casa, Trini se cabreaba conmigo, tenía regañina asegurada por llegar tarde, esto lo hacíamos, vamos a ver, por ejemplo, una vez al mes o cada dos meses.

Estuvimos Trini y yo en la boda de Andrés y Paqui, pero ya como hemos estado en muchas y en general y yo les temo a las mismas, se me hacen muy largas y procuro olvidarlas, pues resulta que no me acuerdo de detalles de casi ninguna (salvo las de mis hijos).

Cuando me hicieron Jefe de Abonos Líquidos en Cros, y por ello nos marchamos  de Granada, fue Andrés, junto a dos o tres amigos clientes, quien organizó una Cena Homenaje con nuestras parejas, en el cercano Hotel Carmen, recién inaugurado por cierto, todo muy bien y primorosamente preparado, además no hubo un regalo en este caso para el homenajeado, sino que cada pareja llevó un regalo, hubo regalos como si fuese una boda; el de Andrés lo tengo claro identificado, una preciosa cerámica de joyería  en un cuadro copia de un Van Gogh,  en la que al dorso se describe el procedimiento de su confección y también un juego de bolígrafos muy curioso pues la tinta tiene  perfume de Chanel y escribe y al hacerlo desprende un olor maravilloso. Ya me imagino se habrá disipado porque hace años que no lo he usado, lo guardo como recuerdo, en la vitrina de los mismos.

Bueno, podría escribir mucho del amigo Andrés, pero no quiero alargarme, siempre conmigo tuvo un trato estupendo, “había feeling” y aprendí mucho de él.

Él trabajaba a destajo y como las luces de su despacho siempre las tenía encendidas, ya que su vista no era de lince, era fácil para mí desde la calle, ver si estaba o no en la oficina, bastaba con levantar la cabeza; era habitual pasear un sábado por la tarde o un domingo con Trini y ver que Andrés estaba trabajando.

Trabajaba una barbaridad increíble de horas, y mira que yo no me quedaba corto, pero él me ganaba, esto de las muchas horas era antes, hoy los tiempos no son así, era otra época.

Me alucinaba lo bien que tenía organizado el marketing y la venta de una marca que tenía en exclusiva: “Tarraco”, fabricante que fue comprado después también por S. A. Cros.  Había mucho que aprender de él. Era distinto a todo el sector, donde él rompía los esquemas tradicionales de la venta y, por tanto, producía desconcierto. Recuerdo, por ejemplo, la “estrategia del misil” que él mismo me explicó y que la tengo escrita en un libro de “Estrategias de ventas en el sector fertilizantes”.

Cuando volví a Granada en 1993, a trabajar para Herogra, ya los temas cambiaron pues de ser yo empleado de un proveedor, había pasado a ser empleado de un competidor, que no es precisamente lo mismo.

Bueno Andrés a los competidores no les ayudaba precisamente, siendo suave en mi apreciación, pero a la frase “al enemigo ni agua”, en aquellos tiempos tenía predicamento en la mayoría del sector. De todas formas, en su trato personal, siempre cercano y agradable y diríamos jovial, enemigos comerciales, pero amigos personales. Después le llegaron tiempos más complicados con la crisis terrible de 2008, que tanto azotó a los fertilizantes.

Los recuerdos se nos agolpan a Trini a mí, el darle ambos un abrazo a su señora Paqui de la que somos buenos amigos, de los que no necesitan hablar a menudo para sentirse cercanos y son amigos para siempre y poder dar un fuerte abrazo a sus hijos, me reconfortó y me emocionó la conversación de Paqui con Trini y el abrazo de ambas.

Allí estaba en la misa, la cúpula de Herogra, tan amable conmigo de siempre y que tanto apoyo y respaldo me dio como gerente y muy destacadas figuras del sector fertilizantes.

Descansa en paz, amigo Andrés, no te olvidamos. Un abrazo eterno.

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