Amistades perdidas

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Por José Luis Sánchez-Garrido y Reyes
Jueves, 12 de febrero de 2015

A veces, lamentablemente, ocurre que personas con las que has tenido una intensa relación durante años, de repente te atacan a ti y a personas cercanas que aprecias, y por falsas sospechas quizá sugeridas por mentes maquiavélicas, y te hacen vilipendio público de acusaciones falsas que van contra el honor y la reputación personal.

No merece la pena, denuncias de este atropello, como algunos sugieren. Lo que ocurre es que te duelen más porque se trata de amigos los que te flagelan. Pero el tiempo ha puesto o pondrá las cosas en su sitio. Siempre ocurre lo mismo. Entonces estas cosas, se pueden perdonar, pero no olvidar. Perdono pero no olvido. Y lógicamente se rompe la confianza, la confianza es como una cerilla ardiendo que de apagarse, nunca más vuelve a encenderse. Dicen.

Muchas veces en los negocios parece que el ataque a las personas es una forma de intentar demoler a la competencia. Malas prácticas por cierto, nada caballerosas y propias de los que seguramente no tienen otros argumentos, para intentar salvarse de las aguas embravecidas, donde ellos se han tirado de forma voluntaria y que ahora no pueden salir, y están pereciendo ahogados por su propio egoísmo, elevado al cubo.

Mientras el amigo te ataca, otros lo felicitan en la sombra, alegrándose cobardemente, por el daño que causan, cuando ellos han sido incapaces de causarlo, entre otras cosas, porque nunca se les ha tenido en cuenta. Ricos mentales, ricos virtuales, que lo intentaron y no pudieron, y ya le va a ser difícil. Le quedara el sabor de cuando subían como la espuma y el amargor de la bajada, al pozo sin fondo, del universo perdido. Y le queda la bobadés perpetua, de la inoperancia genética.

Lo que ocurre es que en las “carreras largas el mas burro gana”, como se decía antes, entendiendo lo de burro como la persona constante, incansable, con el GPS, en buena dirección, siempre al norte y no perdido en un vericueto de calles psicológicas, donde ni las paredes existen, ni las calles estaban puestas. Porque lo bonito es el trabajo “con amor y pasión”, “con pasión y amor”, no con mala leche por tener que ir a trabajar. Y sobre todo en el mundo de hoy, donde el trabajo como todos los bienes escasos, tiene por consiguiente una alta valoración.

En fin, trabajando con rigor, honestidad, pues el alma se eleva y disfruta. A mi en este 2015 me pondrán una medallita por San Isidro, la de 50 años que termine Perito Agrícola, ni más ni menos, cincuenta años en la profesión, y siempre en el campo de la nutrición vegetal, y con un amplio curriculum de logros de todo tipo en dicho historial. Y por si poco fuese, y sobre todo con una mujer maravillosa y con una prole estupenda.

Sin embargo, cuando ves actitudes egoístas, o super egoístas, primero yo, segundo yo, tercero yo, y personas que quieren todo y son incapaces de dar nada, pues es que no han aprendido a dar nada, lo cual el no saber dar nada, no saben lo que se pierden. No digo tirar la casa por la ventana, pero si digo el detalle, el detalle, es propio del ser humano, la falta de detalles, es propia o características de los elementos minerales, tal como el cuarzo, pero dar algo, regalar algo, con detalle es regalar algo de ti, y es un acto hermoso. No quiero todo, quiero compartir. Pero hay quien no da nada, de nada, pero es más que es lo más grave, hay personas que sabes que como puedan te quitan lo que puedan, porque ello ha llegado a formar parte de su vida, de su lamentable talante. Y hay personas que disfrutan con la puñalada trapera.

Un día hablé con un competidor, y le dije que porque hablaba tan mal de nuestra Empresa:

-José Luis -me dijo- estáis creciendo y me dais miedo, intento defenestraros verbalmente como sistema de autodefensa.

Pues bueno, bien, al final amigo te sirvió para poco tu autodefensa, no obstante que todo te vaya bien, y no voy a ir a verte, porque sé que no es momento, y por supuesto, nunca me he reído de las desgracias de nadie. Eso jamás, eso me lo enseño muy claramente mi querida madre. Como enseñan las madres, que jamás se olvidan.

Si, ahora veo muchas personas cercanas y me siento cómodo sinceramente, a medida que vas para mayor observas como las personas te miran con más cariño, y otra cosa observo que los hermanos nos llamamos más, quizá es que estemos viendo la vida que tenemos, la vida que tenemos no es la edad que tenemos, si tienes 80 euros y has consumido 70, los euros que tienes son 10. Algo así pasa con la vida, y lo decimos al revés: Tengo 70 años, pues no 70 años ya no los tienes, lo que tienes es lo que dispones, que son los pocos años que quedan para irte de este bonito mundo. En mi caso cuando dentro de poco llegue a los 71, suponiendo una vida de 76 años, pues la vida que tengo, no es 71, es como los euros que tengo, me quedan 5 años. No nos engañemos.

Pero bueno supongo que siempre la vida ha venido siendo así, más o menos en todos sitios cuecen habas. Me voy a dormir.

Buenas noches.

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