ESCRITO A SRA. RUTH SIGLE, QUE YA NO ESTÁ ENTRE NOSOTROS.

Por: José Luis Sánchez-Garrido.

Antequera, 13. julio de 2022.

El domingo, mi hija Eva, me dio la triste noticia, de que habías dejado de respirar.

Mi corazón se encogió, precisamente tenía en mi ordenador un escrito para ti, para remitirlo por correo electrónico, a Estados Unidos a tu dirección eléctronica.

Y hace no tanto falleció tu marido, nuestro querido amigo Jack.

Mi hija Eva, te tenía un enorme cariño, por cómo le ayudaste, en el año que estuvo en Colorado, en el centro de EE. UU.

Para Eva, la estancia de más de un año que estuvo en Colorado cambió y para muy bien su concepción del mundo y de la vida.

Me acuerdo, ya años después de estar Eva allí, como fuimos a verte a ti y Jack a COLORADO SPRING, como te indiqué que me reservarás Hotel, y como al ir no lo tenías reservado, pues tenías tu casa dispuesta para Trini, para mi hermana Mely, para Eva y para mí.

Recuerdo como fuisteis por nosotros, en una furgoneta grande que alquilasteis para junto con Jack poder desplazarnos los seis juntos y que la tuvisteis todo el tiempo, que permanecimos en tu casa.

El sinnúmero de atenciones que tuviste con toda la familia, las buenas excursiones turísticas que preparaste, incluso también ver una Fábrica de Abonos Líquidos en la que tenía mucho interés en el Valle de San José a bastante distancia de Colorado y a la cual me llevó Kitty en su coche.

Aprendí muchísimo como es la familia americana por dentro y de las reuniones que preparaste, con amigos. Incluso una cena con un amigo especialista en contar historias, con un tono de voz y un énfasis, que no se ve ni en teatro ni en la tele pero que vivimos en directo

Recuerdo la estupenda reunión en casa de Kitty, donde estuvo Eva un año y, donde Trini se lució con su Porra Antequerana y con su Paella, largamente aplaudida.

Tu experiencia en el Instituto donde trabajabas y eras consejera de Eva, me cautivaba tu gran preparación didáctica, tu innegable elegancia, y buen gusto, y como nació esta fuerte amistad con nosotros.

Después has venido a Antequera, te dejamos las llaves, porque no podíamos venir desde Granada al estar trabajando, has estado en varias ocasiones, y hemos venido a veros los fines de semana. Kitty y familia, también vino por nuestra Antequera. Todos encantados de la ciudad.

Conocías Antequera con todo detalle, cada plaza y cada rincón, y eras ávida de conocer todo lo posible a Antequera y a Andalucía.

Yo Ruth, te quería muchísimo, tu alegría, tu positivismo, tu forma de ver el mundo, tus incansables ganas de viajar por todo el orbe, cosa que hiciste con tu Jack infatigable, tus ganas de aprender siempre. Y tu elegancia.

Siempre he visto tus ojos azules, brillantes, vivos e inteligentes y siempre me ha sorprendido tu forma de ser, eres lo que se dice una cabeza perfectamente amueblada. Tú lo sabes, mi hermana lo sabe, Trini lo sabe, mis hijos lo saben, todos te hemos querido y mucho, como una piña; no se los demás esto de las comparaciones son odiosas, yo si te digo, que me has dejado el corazón muy roto, se me ha ido una persona muy importante en mi vida. Teníamos eso que se llama “feeling”, y disfrutábamos por el hecho de vernos y conversar, aunque la mitad de nuestras conversaciones no las entendía, pero siempre hacías lo posible, y lo conseguías, para que las entendiese, con tus gestos y tu clara y lenta pronunciación para este caso.

Hasta pronto amiga, un fuerte abrazo. Te quiero mucho.

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